miércoles, 25 de abril de 2018

Mokaleros

Aunque sea una excursión con alumnos en la que uno no puede pararse a bichear, sacar fotos y descansar tanto como le gustaría, cuesta; cuesta volver de un fin de semana en el campo y sentarse a ordenar fotos y demás, así que perdón por el retraso. Estaba Mokala bien bonito; si cuando fuimos en octubre os decía que a pesar de estar la primavera recién empezada os decía que lucía aún todo muy seco, a la inversa os digo ahora que, a pesar de llevar ya un mes de otoño a cuestas, estaba todo aún muy verde, con bastante agua en las pozas temporales y demás.

Y sol, y calor de lo más agradable a mediodía, y no mucho frío de noche. Como íbamos en plan académico nos dejaron quedarnos, a precio casi regalado, en una especie de casa de convivencias que tienen: con habitaciones de cuatro camas con baño (de las que ocupé una en exclusiva), salones grandes con chimenea, una gran cocina en la que los alumnos encargados por turnos de alimentarnos casi consiguen matarnos de indigestión, un pequeño salón de actos, y una piscina que el que esto escribe utilizó a mediodía, mientras los mocosos estaban exponiendo seminarios a mi jefe*.

Pasamos tiempo haciendo cosas en el alojamiento y también por el Parque adelante, claro: conduciendo de un lado a otro para ver bichos, colocando cámaras trampa en algunos abrevaderos (que es la solución que tiene mi jefe para no sabe qué hacer con los alumnos, igual que los chinitos tiran piedras a lo alto), o atendiendo a las explicaciones de los rangers y demás trabajadores de Mokala que nos acompañaron en algunos momentos. Por falta de sitio, acompañé al ranger en su coche mientras íbamos de un lado a otro, y tuvo ocasión de contarme muchas cosas de un trabajo que tiene que ser muy vocacional, pues el sueldo es escaso y el riesgo mucho; más de los furtivos que de los animales (tenía un rifle semiautomático y un chaleco de 20 Kg en el maletero, y un amigo en el hospital).

Los alumnos de tercero la verdad tenían de encantadores lo que les faltaba de coordinación para saltar todos a la vez; se comportaron muy bien a lo largo de todo el fin de semana, les entretuviese más o menos lo que tocara hacer. Está bien poder disfrutar de estas pequeñas islas de alumnismo, aunque me quede ya poquito para volverme... a ver si para conocer a nuevas generaciones futuras de biólogos.

* En mi descargo diré que mi jefe había dicho que había "tiempo libre"; tiempo libre que decidió desconvocar por su cuenta y riesgo mientras yo estaba muy ocupado con una siesta primero y chapoteando luego. Y en cuanto me enteré, corrí directo al salón de actos; que estuviesen ya terminando no es culpa mía...

No hay comentarios:

Publicar un comentario