miércoles, 11 de abril de 2018

Detalles de Grahamstown (CO, y XII)


He hecho una última limpieza de fotos de nuestro muestre en el Cabo Oriental que me pareció que tenían algo digno de ser comentado; os las pongo ahora para despachar ya las entradas referentes a ese viaje, antes de que haga otro que se vaya a prolongar otras tantas.

Me llamó la atención, en una de las granjas que recorrimos, ver "ríos de piedra" corriendo a través de la tierra roja; casi como los ríos de papel de plata o los caminos de un belén...

Al verlos de cerca, resultaron ser arroyos de pizarra; imagino que de alguna veta que, al asomar a la superficie, se iba deshaciendo así. Al ver estas cosas la verdad me da pena no saber más de geología... algún día me pondré.

Una plantita de las pocas a las que pude poner nombre: Aptosimum procumbens, una escrofulariácea de flores muy bonitas. La verdad es que había pequeñas matas de esta especie llenas de flores, y yo, que creía que les habría sacado alguna foto decente, me encontre al volver con que solo había fotografiado esta más birriosa... en fin, para la próxima.

A esta en cambio no he sabido ponerle nombre, pero sus flores mostachudas la delatan como Polygala sp., o se non è vera, è ben trovata... Me hizo gracia ver lo completita que era dentro de su enanez, con sus flores y toda la pesca.

Un saltamontes bien bonito, ¿eh? Es del género Zonocerus (Z. elegans, creo), y como podéis sospechar por su coloración, es tóxico. Los hay con alas bien desarrolladas como este y con alas atrofiadas.

Este también tiene pinta de ser algo venenoso, ¿no? No sé de qué especie es, pero con los escorpiones lo que sí sé es que, cuanto más pequeñas las quelas y más gruesa y potente la cola, hay que andarse con más ojo. Un bicho como el escorpión emperador puede parecer tremebundo, pero es seguro mucho menos peligroso que el de la foto...

Los que seguramente tengan también algo de veneno son estos milpiés júlidos, a los que encontré trabados en amoroso lance; y es que las motitas rojas (o amarillas) sobre fondo negro no suelen augurar nada bueno. La abundancia de milpiés por estos pagos es bastante llamativa; en cuanto llueve algo sobre todo al caer la noche se llenan los caminos de ellos, algunos bastante grandes. Lo del "veneno" por lo demás lo sé por experiencia propia: cuando uno coge un milpiés de este grupo enseguida nota en los dedos una sustancia aceitosa que a mí me huele a réflex y que intuyo no debe de saber muy bien, que sale a partir de unos poros que comunican con las glándulas repugnatorias, que al gastarse tan curioso nombre se me quedaron grabadas desde las clases de Zoología... Lo que no recordaba, y busqué al ver el apareamiento "asimétrico" de estos bichos, es que si bien los poros genitales de los milpiés se localizan en el tercer segmento corporal, los órganos copuladores del macho (a la izquierda) son unas patas modificadas del séptimo segmento, a las que transfiere el esperma desde el tercero. Una cochinada, vaya...

Vamos con un último pajarete, uno de esos LBJ que tanta ilusión me hace y me hizo tacharme: es una prinia del Karoo Prinia maculosa, endémica de las zonas áridas del SE del país. Ya veis de paso qué espinas se gastan por aquí las acacias en las ramas bajas, que son tan largas como el pájaro... y lastiman tanto como parecen.

Y cierro con una foto de Gary (el del sombrero, lo otro es una cobra de El Cabo en proceso de recuperar su libertad tras ser capturada dentro del campus de Grahamstown); un experto herpetólogo con el que había contactado Zhao previamente y que, junto con su amigo y también experto herpetólogo Jo, nos acompañaron y ayudaron el tiempo que estuvimos en Grahamstown. Creo haberos comentado en alguna entrada anterior de la serie que se nos pinchó una rueda del coche nada más llegar. Eso nos dejaba bastante vendidos, por no hablar de que los caminos de las granjas nos lo iban a hacer pasar bastante mal para negociarlos con el coche de alquiler que llevábamos... pero por suerte ambos se ofrecieron también a llevarnos en sus todoterrenos. Y a llevarnos de cena y a buscar camaleones por la noche, y en definitiva a hacernos la vida más agradable. Y no creo que lleguen a leer esto nunca, pero que sea al menos público el agradecimento... da gusto encontrar gente así por el mundo adelante.

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