jueves, 15 de febrero de 2018

Pasado San Blas...

El pasado domingo 4, tras remolonear un poco, cansados tras los kilómetros del día anterior, volvimos a coger el coche para acercarnos a Soetdoring, otro embalse/reserva que nos quedaba bastante más cerca que el del día anterior, a media hora larga de Bloemfontein. No vimos tantos antílopes y otros bichos grandes como el sábado, pero a cambio sí me taché unos cuantos pájaros curiosos, y disfruté mucho además con los juegos de luces del verde y las nubes.

 Del embalse en sí vimos poco, pues la zona visitable con el coche se reduce a la cola del mismo, estrecha, algo encajonada, y medio oculta por la vegetación ribereña. De nuevo nos cruzamos con muy poca gente, pero al estar esto más cerca de la ciudad sí se notaba más presencia, incluyendo familias que se acercaron a pasar el día pescando y haciendo barbacoa.

 Antes de volver a casa, nos desviamos algo más hacia el norte, a un paraje que en GoogleMaps aparecía como "salinas" donde tenía yo esperanzas de ver flamencos (eso les dije, para camelármelos) y alguna limícola curiosa (mi verdadero interés). Y efectivamente llegamos a un saladar donde algunos montones añejos de sal y maquinaria desvencijada sugerían que en tiempos allí había habido algún tipo de explotación. Pero apenas había agua, y aves aún menos...

 ... con la salvedad de un pequeño grupo de cigüeñas blancas Ciconia ciconia acompañadas de mis dos primeras cigüeñas de Abdim C. abdimii. Ambas especies, que crían en el norte (la de Abdim en el Sahel), llegaban ya algo tarde para hacer buena la predicción del patrón de las gargantas, que en cambio sí se cumplió para nosotros.

 Pero bueno, vayamos de vuelta a la reserva, que es donde pasamos la mayor parte del día. Había cebras y varios tipos de antílopes, y casi todos, como el día anterior, ajenos al Free State y muy huidizos. Este macho de antílope acuático Kobus ellipsiprymnus cumplía la primera, pero no la segunda, por suerte para vosotros, que podéis así ver la curiosa diana que llevan pintada en el trasero.

 Pero bueno, vayamos como en la entrada anterior a hacer caso de la fauna local. Las tortugas leopardo Stigmochelys pardalis siguen siendo compañeras habituales nuestras durante las salidas de campo. No puede decirse que sea difícil fotografiarlas, que escapar no es que se escapen, pero hay que armarse de paciencia si uno pretende fotografiarlas relajadas, fuera de su concha.

 Mucho más confiada se mostró esta alondra nuquirrufa Mirafa africana, lo que me ayudó a ponerle cara y nombre a uno de los cantos más característicos que se escuchan al salir al campo por aquí. En Sudáfrica hay ciento y la madre de alondras distintas y me está costando la vida meterlas en la lista con seguridad de que las estoy identificando bien, pero poco a poco van saliendo...

 A lo largo del fin de semana me llevé además el alegrón de tacharme dos especies de corredores, limícolas de espacios abiertos y (semi)áridos emparentadas con las canasteras. Uno no lo diría, al ver a unas capturar insectos al vuelo cual golondrinas y a otros correr por el suelo de mata en mata, pero la verdad es que al mirar más de cerca sí se dan un aire. Vimos corredor etiópico Cursorius temminckii, muy similar a la especie que tenemos en Canarias, el corredor sahariano...

 ... y corredor escamoso chico Smutsornis africanus, que me pareció un bicho precioso dentro de la sencillez de su plumaje.

 Y un alcaraván de El Cabo Burhinus capensis también espectacular. Aunque a estos los vemos y escuchamos casi a diario dentro de la ciudad, fue una gozada poder verlo desde el coche a escasos centímetros, confiado entre el ramaje bajo de una acacia.

 Un azor lagartijero claro Melierax canorus, otra rapaz también típica de zonas áridas. Eso del "predator park" era un recinto verjado con leones que tenían dentro de la reserva in diebus illis, donde se podía entrar y circular con el coche. En este caso concreto el estado de abandono progresivo en que se va sumiendo este país no me importó tanto: mucho más contento estaba yo viendo el azor que un hatajo de leones gordos dentro de una jaula, por grande que fuera.

Y termino ya con una última rapaz, posada en uno de los postes de la luz ya de fuera de la reserva, junto a la carretera: un ejemplar joven de ratonero de estepa Buteo buteo vulpinus, que debería plantearse en breve lo de ir volviendo a Europa oriental o a Asia central para pasar allí el verano. Compartiendo línea eléctrica con el ratonero a lo largo de varios kilómetros había también decenas de cernícalos también migradores como él, tanto primillas Falco naumanni, que ya había visto en Sudáfrica en ocasiones anteriores, como los rematadamente bonitos cernícalos del Amur F. amurensis, que para mi gran desconsuelo solo pude ver desde el coche, por no poder parar. A ver si puedo pillarlos antes de que deshagan el tremendo viaje que se marcan hasta el Extremo Oriente...

... tal vez a lo largo de esta semana. Echo la persiana por unos días (je, ni que se fuese a notar tanto...) porque me voy ¡a buscar tortugas!: Joaquín y Zhao me han invitado a acompañarlos al Cabo Oriental a la caza y captura de muestras para la tesis del chino, y como estoy harto del ordenador para allá que me bajo con ellos.A ver qué me tacho... y si vuelvo entero.

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