martes, 28 de noviembre de 2017

El paso del tiempo

 Por Modderpoort (el "puerto -paso- de barro"; Lekhalong la Bo Tau en soto, el "puerto de los leones") hace tiempo que ya no pasan ni trenes ni fieras, sino solo él mismo. Pero fuimos allí a pasar el sábado cuatro postdocs, para que los pocos habitantes del entorno pudieran decir que aquel fin de semana sí había pasado algo.

 En este paraje a dos horas al este de Bloemfontein, encaramado ya en las laderas menos riscosas del Drakensberg y a un tiro de piedra de la frontera con Lesoto visitamos primero una pequeña gruta que había visto trascurrir por sus estrechas paredes buena parte de la historia reciente de la región: aquí se refugió Mantsopa, hermana del primer rey de lo que ahora es Lesoto, cuando su fama como profetisa empezó a alarmar a su hermano, temeroso de que le saliese una contrincante política en casa. En esta gruta acogió Mantsopa, recién bautizada, a un puñado de monjes agustinos anglicanos enviados a establecer una misión por el primer obispo de Bloemfontein nada más finalizar las guerras entre el Estado Libre de Orange y Basutolandia, recién proclamada protectorado británico.

 Los monjes establecieron junto a la cueva una misión algo más decente, que fue medrando a la par que una nueva sociedad misionera anglicana se hacía cargo de ella, para pasar a ser hoy un centro de convenciones o de banquetes de bodas. Pero todo esto lo visitamos los cuatro postdocs sin ver un alma, acompañados únicamente por una perrilla muy maja que se acercó al aparcar nuestro solitario coche en el recinto.

 Más tarde encontramos ya quien nos enseñase un poco más en profundidad el lugar, dejándose arrancar con tenazas algo de información imprecisa sobre la zona.

 Salvando las distancias (geográficas y económicas, que no temporales) las vidrieras, encargadas y elaboradas en Inglaterra, me recordaron un tanto a las que estaba poniendo estos días Ángel en su blog de la catedral oxoniense de Christ Church; él también, como yo, alargando en el tiempo los relatos de viajes que fueron breves, pero que dan para mucho.

 Pero toda esta parte de la historia contemporánea de Sudáfrica nos la encontramos un poco de refilón, pues lo que en realidad habíamos venido a ver eran otras pinturas un tantico más antiguas: las que habían dejado en unos extraplomos de la ladera tras la iglesia los san, los habitantes originales de esta región de África.

 Las pinturas de elands, ganado y personas, más o menos maltratadas por el paso de los años, tampoco habían recibido mejor consideración por parte de los descendientes/sucesores de los pintores paleolíticos, que no se habían cortado a la hora de añadir sus "yo estuve aquí" un poco por todas partes... aunque quién sabe: igual dentro de otros miles de años alguien hace una tesis sobre las pintadas hechas sobre las pinturas...

Y con este "negativo" (figuras blancas sobre piedra enhollinada, en vez de rojas sobre piedra clara) cierro la entrada. La siguiente ya para animales un poco más animados que estos de dibujos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario