sábado, 5 de agosto de 2017

Un poco más de todo (PNK, VI)

 Amanece nublado hoy... pero no os preocupéis, que luego abre: apenas sí chispeó una mañana a lo largo de los quince días que pasamos en el Parque. Así que vamos a emprender otra jornada ficticia de safari, dando salida a fotos de un día y de otro, de aquí y de allá; y prestando especial atención a las "cabritas"...

 Y vamos a empezar por el ungulado más abundante del parque: el impala Aepyceros melampus. Nada más entrar al Kruger uno se los encuentra y para el coche para verlos: elegantes y lustrosos, la materialización en carne y hueso de la imagen contemplada en mil documentales. La verdad es que son unos bichos preciosos, y uno para otra vez con el siguiente grupo. Y tal vez con el tercero... pero ya a los cinco minutos resulta evidente que el viaje no va a andar escaso de estos bichos, sino más bien todo lo contrario, y uno ya no para verlos a menos que el impala en cuestión esté en la boca de algún otro animal, que baile sobre dos patas o que se dirija a uno en correcto inglés británico...

 Y claro, cuando un bicho es tan abundante al final acaba uno olvidándose de que andan por ahí, y al mirar luego en casa las fotos resulta que todas son malas con dolor; echadme la culpa a mí. Solo en esta foto tan mala de un macho se ve el característico diseño negro de la grupa, que debido a su semejanza con el logo de McDonald's les ha granjeado a los impalas el conocido mote de "fast food de la sabana".

 Más impalas en esta foto, pero aguardando su turno para beber cuando acaben los babuinos chacma Papio ursinus. Listos como son, estos monos excavan a menudo huecos en la arena de las orillas de los ríos hasta llegar al nivel del agua, que pueden beber así de una filtrada, y de otra lo suficientemente lejos de los cocodrilos del cauce principal.

 Un último impala en esta foto, pastando semioculto por la hierba, frente a un kopje: pequeñas acumulaciones de bolos graníticos, muy frecuentes por la zona, y que de hecho es lo que quiero destacar: estos pequeños islotes rocosos en un mar de hierba albergan muchísima diversidad, distinta además de la del paisaje que los rodea: distintas plantas y distintos animales...

 ... entre los que destaca una cabritilla más, el antílope saltarrocas Oreotragus oreotragus, especialista en trabajos verticales, que riza el rizo del equilibrismo y el ballet caminando perpetuamente sobre la punta de sus pezuñas.

 Un caballito ahora, para descansar de tanta oveja: una cebra de Burchell Equus quagga burchellii, la subespecie de cebra de llanura propia del sur de África, que se distingue de las de más al norte por presentar rayas parduzcas desvaídas entre las rayas negras típicas de las cebras.

 Ea, y un poco de pluma ahora, para descansar de tanto pelo: uno de los pájaros que más ilusión me hizo ver, una chagra del Senegal Tchagra senegalus. Una especie que normalmente vive oculta entre la maleza y que solo se deja oír, pero que como veis se portó maravillosamente con nosotros, posando durante bastante rato frente a la ventanilla del coche.

 Una imagen ahora de uno de los compañeros habituales de las cebras en los documentales de la sobremesa y en la panza de los cocodrilos: unos ñus azules Connochaetes taurinus. Kruger es sin embargo un lugar bastante arbustivo, sin grandes llanuras abiertas, y ni cebras ni ñúes alcanzan las grandes densidades que se ven más al norte. Estos no parecían estar muy a disgusto, descansando a la sombra de los árboles, ensimismados mirando al suelo, sin dignarse a girar la cabeza para que pudiese fotografiarlos de frente...

 Y una última cabritilla, tan pequeña como maja, con esas orejotas: un macho de raficero común Raphicerus campestris; o steenbok en afrikáans/inglés, que me gusta más. La verdad es que la diversidad sudafricana de pequeños antílopes para un neófito como yo resulta abrumadora: son todos "iguales", y tampoco es que suelan dejarse ver bien, fuera de la vegetación. Pero esta gente con la que ando, en su gran mayoría de familia de cazadores, los distingue todos con una breve ojeada... ya, ya sé que (más o menos) es lo que hago yo con las aves, pero no deja de fascinarme. A ver si me aplico estudiando, para cuando volvamos de muestreo...

... que además con las aves no es que lo tenga todo dominado por aquí abajo, ni mucho menos. Por suerte algunas lo ponen bastante fácil, posando con tranquilidad y además por su coloración distintiva, como esta carraca lila Coracias caudatus, otra de las aves favoritas de los turistas del parque... pero esta ya me gustó un poquito más que el pigargo de ayer. Qué gustos más variables tengo.

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