martes, 26 de abril de 2016

"Encima... poner la cama"

En su día, supongo que porque me pilló en pleno "desembarco", no os enlacé este artículo que, en lenguaje lego, explica el negociazo que es tener una editorial de revistas científicas. Os lo resumo: tener una editorial funcionando con revistas medianamente reconocidas es es negocio del siglo. Al escritor de una novela le tienes que pagar, pero a (nosotros) los científicos no, pues voluntariamente escribimos y cedemos los artículos buscando otro tipo de fama: las citas en otros artículos, que es un poco la forma en que se mide la calidad de nuestro trabajo. No sólo no le pagamos al escritor, sino que a veces le cobramos: por publicar artículos que excedan de un determinado número de palabras o páginas, por publicar imágenes en color en vez de en blanco y negro... Los gastos en material son también cada vez menores, pues la tendencia es que la gente que quiere leer estos artículos descargue directamente el pdf de los mismos (y se lo imprima ella, si le apetece). Pero, por supuesto, cobran por artículo, o por revista, o por suscripción a la misma. Normalmente, y sobre todo en centros de investigación, por suscripción a un pack de revistas de la editorial: muchas de las cuales son de un campo tan específico que no interesan a casi nadie, pero como el dinero "para revistas" del instituto X se ha gastado en ese pack, no puede ya comprar suscripciones a otras revistas muy interesantes de otras editoriales... Un elemento viciado de este sistema (uno de ellos) es que muchas veces el dinero con que se han financiado los estudios publicados es público, y no parece de justicia que luego los ciudadanos que han sufragado esa investigación con sus impuestos tengan luego que volver a pagar para ver su resultado. Por eso, cada vez más organismos financiadores obligan a que los resultados sean publicados en medios de libre acceso (open access). ¡Ningún problema! Hay revistas sólo open access, y muchas de las "normales" permiten también esa opción de publicación... pero claro, el negocio es el negocio, y para publicar un artículo open access el investigador tiene que poner la pasta encima de la mesa: como 1.000-1.500 € de media por artículo, en las revistas de mi entorno. Negociazo, ¿no? Si es que leído así, visto desde fuera, da la impresión de que somos tontos...

Y llego ya, para terminar, al punto que quería: un artículo no tiene detrás sólo la gente que lo ha escrito (tras hacer la correspondiente tarea investigadora, claro), sino también el trabajo de terceras personas entendidas en la materia, pero sin conflicto de intereses con ese artículo en concreto, que lo han revisado (los "revisores") para asegurarse de que está bien planteado, que no contiene errores analíticos, y que sus conclusiones se corresponden con sus resultados. ¿Y quiénes son estos revisores? Pues nosotros otra vez: en una especie de "hoy por ti, mañana por mí", a mayores de escribir artículos, de vez en cuando también llegan de las revistas invitaciones para revisar los artículos de otros. Es algo voluntario, faltaría más, pero de esas cosas voluntarias-que-tienes-que-hacer para que el sistema siga funcionando... el sistema en el que tenemos a unos señores haciéndose de oro. Me fastidia, porque en el tiempo que llevo aquí son ya cuatro los artículos que me ha tocado revisar: tiempo que le resto al trabajo por el que me pagan (o al tiempo de descanso, vaya) para trabajar por los demás científicos, sí, pero en definitiva por trabajar para los que se lo llevan calentito. Lo dicho: de tontos.

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